lunes, 1 de noviembre de 2010

GOLPE AL GOBIERNO DE GARCIA GODOY, dirigido por un Jaquimeyero

Lo que no se sabía del gobierno de García Godoy


Escrito por: ÁNGELA PEÑA

Desde que Iván García Guerra lo presentó formalmente como Presidente Provisional de la República hasta que preparó el escenario para las elecciones de junio de 1966, Hamlet Hermann relata con pormenores la violenta situación política que debió enfrentar Héctor García Godoy Cáceres, prácticamente impotente, desamparado, al mando de una nación en permanente crisis.

En “Eslabón perdido, Gobierno Provisional 1965-1966” se detallan las interioridades del sabotaje a la revista ¡Ahora!, asesinatos como del “líder ultraderechista” Ángel Severo Cabral, de Miled Haddad, gobernador de Mao; Leyba Matos, funcionario de la Corporación del Azúcar; el secuestro y asesinato del mayor Luis Andrócles Arias Collado; del doctor Nelson Díaz Montaño, del estudiante Pedro Tirado Calcaño y las heridas a Josefa Antonia Féliz frente al Palacio Nacional.

Se denuncian “el inminente Golpe de Estado” contra García Godoy, trama encabezada, según Hamlet, “por el ultraderechista Alcibíades Espinosa Acosta”; el ametrallamiento a la residencia de Silvestre de Moya Ureña y la ocupación de la fortaleza Ozama que el autor afirma estuvo bajo la dirección de Enrique Pérez y Pérez: “aunque el que daría la cara sería el mayor Humberto Trifilio Estévez”.

Las conspiraciones de los jefes militares figuran documentadas, como el secuestro de la emisora oficial, ordenado supuestamente por el general Jacinto Martínez Arana para impedir que el Presidente se dirigiera al país en momentos en que la ciudad era un solo tiroteo, o los llamados de “Radio San Isidro” al derrocamiento del “pro-comunista” García Godoy. Martínez Arana, escribe Hermann, telefoneaba a Wessin a Miami, asegurándole que tenía “un avión especial que lo iría a buscar cuando el momento estuviera maduro”.

Pero de todos los jefes militares ninguno se comportó con mayor crueldad e irrespeto hacia el gobernante que Francisco Rivera Caminero, según las actuaciones que se consignan en el ejemplar. “Patrocinó todos los crímenes contra civiles de los grupos paramilitares de San Isidro, el exterminio de militares constitucionalistas, ordenó los sabotajes contra los medios de comunicación escritos y radiales, autorizó el criminal ataque contra el hotel Matum (al que dedica un extenso capítulo), y puso en marcha la “Operación Honor” sin respetar, siquiera, a la iglesia católica, porque “él que se las daba de muy religioso”.

Ordenó a José de Jesús Morillo López que apostara un francotirador en el aeropuerto para que disparara a Bosch al descender del avión que lo traería desde Puerto Rico y fue al Palacio a advertirle al primer mandatario que si el ex Presidente, derrocado en 1963, retornaba a Santo Domingo, “será hombre muerto en el mismo aeropuerto”.

Llegó al punto de amagar con un arma al mandatario, para golpearlo físicamente y hasta llegó a decirle que no era más que “un mojón vestido de blanco”.

Los acusa de haber falseado la verdad en sus primeras planas el 28 de abril de 1965, antes de que se “decidieran abandonar sus instalaciones para refugiarse en la parte de la ciudad que más adelante sería ocupada por las tropas extranjeras”.

Hace perfiles de Germán Emilio Ornes y de Rafael Herrera. “Ornes Coiscou, anota, tenía sumo interés por la política, siempre que lo llevara por el camino de los beneficios materiales mucho más que por el de los asuntos profesionales”. Se remonta a 1962 cuando, “burlando la ley, obtuvo la propiedad del periódico El Caribe sin invertir un solo centavo. Bajo su dirección El Caribe se convirtió en el principal promotor del golpe de Estado contra el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch y fue también, a partir de ese momento, el principal sostén de los sectores de ultraderecha de la sociedad dominicana”.

Narra la valiente línea democrática de la revista “¡Ahora! así como las discriminaciones de que fue víctima su propietario, Rafael Molina Morillo, a quien sorprendió el terror del estruendo que sacudió sus rotativas por una explosión de gran magnitud. “La intimidación iba dirigida a todo el pueblo, aunque en particular a la revista que había respaldo, como también asumido, posiciones patrióticas”.

En 180 páginas, Hamlet Hermann describe la despedida de Caamaño para dar paso al gobierno provisional, exalta la labor de Morillo López como jefe policial, el comportamiento de norteamericanos y brasileños, “las raíces trujillistas mal disimuladas de Rafael Bonnelly”, las relaciones de Balaguer con el FBI, dificultades para sacar a Wessin de la República, actuaciones de Máximo Fiallo, a quien describe como “cabeza de un grupo paramilitar ultraderechista al servicio de la Fuerza Aérea y del CEFA” y el rechazo que recibieron en la conferencia de Río de Janeiro Jottin Cury y José Augusto Vega. Dice que “Fabio Herrera Roa y Álvaro Logroño Batlle eludieron confirmar la existencia de la revista ¡Ahora!, representada por Eduardo Sánchez Cabral”.

“Eslabón perdido”, llamado así porque a juicio de Hermann “nadie ha escrito una palabra del Gobierno Provisional”, se pondrá en circulación el próximo cinco de octubre en el salón “Manuel del Cabral”, de la Universidad Autónoma.

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