martes, 2 de noviembre de 2010

Cultura decayente

El día dos de noviembre de cada año se celebra el día de los fieles difuntos, tradición del pueblo dominicano que a través del tiempo ha ido mermando, tanto así que nuestros cementerios son zonas áridas donde no crece el viento.

En nuestro pueblo, un día como hoy, temprano en la mañana, veíamos a nuestras madres y abuelas recogiendo y pidiendo flores, buscando una lata para improvisar un florero y así llevar flores a sus deudos.

Recuerdo que una semana antes Ana Luisa y Mamá compraban cera y en una paila la derretían, en una varilla larga pendían varios hilos de gangorra para así ir vertiendo la cera derretida para preparar varias velas, porque era una por muerto. En cada casa de nuestro pueblo había una esquina donde se encendía una vela para el abuelo, el padre, el tío o el familiar ya fallecido.

Era un día de paz y respeto, era el día de los muertos, las emisoras desde que tocaban el himno para iniciar su programación, solo se escuchaba música sacra hasta que cerraban. Ese día era un día de tributo a los ido, se rezaba por ellos, además de encender la vela para iluminar su espíritu se le ponían flores para demostrar afecto y cariño, era un día de recordación.

Ese día se limpiaban las tumbas, las madres se vestían para rendir tributo y respeto a sus parientes, y demostraban amor y dolor por su partida.

En otros pueblos como por ejemplo México se pone comida en las tumbas, además de flores y velas.

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