miércoles, 29 de abril de 2015

Aquel Lunes 23 de Abril del 1984, despues de Semana Santa

El domingo 22 llegaba el fin del largo asueto, los jóvenes compartíamos en las calles, en las esquinas y en el bar, era el último días para disfrutar y hablar de las vivencias y de lo que no pudimos hacer esa semana santa; entre risas, bellaquerías y romances discurrió la noche.

El lunes 23, bien temprano en la mañana, la orilla de la autopista estaba repleta de personas con sacos y cajas con víveres, pescados y otros cariños que le habían preparado para que no lo compren tan caro en la capital. Algunos que otros vehículos pasaban con pocos asientos disponibles, los que las personas con menos bultos aprovechaban para su viaje a la capital; algunos minibus al ver la cantidad de personas, aprovechaban y hacían el flete desde ese punto.

Así iba transcurriendo el día, cada familiar despedía a sus seres queridos y amistades, con la promesa de repetir lo mismo en la próxima semana santa; la alegría y el silencio ocupaban las mentes de las personas del pueblo, aunque no hayan recibido visitas, pero compartieron y pudieron dar un abrazo a personas de su generación que por lo menos habían logrado otro nivel de vida.

Durante la mañana, noticias esporádicas hablaban de protestas en el trayecto, pero los chóferes decían que se podía transitar, después del medio día las cosas fueron tomando otro carácter, la emisora Radio Enriquillo iba pasando noticias sobre enfrentamientos entre manifestantes y militares en pueblos y comunidades de casi toda la región. Vicente Noble en horas de la tarde estaba encendio, gomas quemadas, obstáculos y humaredas ocupaban el pueblo, pudimos escuchar a través de la emisora a una señora con mas de sesenta y cinco años decir al entrevistarla: _”Para que nos mate el hambre, que nos mate una bala”.

La noche de ese 23 de abril fue diferente, las estrellas se habían ocultado, el pueblo estaba sumergido en una obscuridad casi absoluta, las tenues y palpitantes luces de las lámparas jumiadoras apenas se descubrían entre las ranuras de las puertas o techos de madera, la gente del pueblo estaban encerrados en sus casas, nerviosos por lo que ocurría en el país.

La inconclusa noticia de esa noche había desgarrado a la mayoría de la gente del pueblo, pero mas a los jóvenes, él compartió como nunca ese largo asueto, su carisma y humildad habían penetrado en el corazón de todos, ese lunes temprano junto a un grupo de amigos estudiantes lo vimos partir a la capital, de donde luego debía trasladarse a santiago, estudiaba en esa provincia.

La incertidumbre nos arropaba, solo escuchamos la noticia anunciando su muerte, pero ningún detalle, el nerviosismo y las interrogantes nos carcomía a todos, incluso el acostumbrado cielo azul estrellado había abierto un manto negro sobre el pueblo, la visibilidad era increíblemente limitada.

A un lado de su casa, sus amigos nos reunimos, al no tener una noticia acabada, todos pensamos que su muerte fue fruto de la revuelta que estaba ocurriendo en todo el territorio nacional, ahí planificamos como modo de protesta la quema de algunos neumáticos en la autopista, unos de los compañeros estaba opuesto a hacer eso, argumentaba que las balas hacían agujeros y sacaban sangre. Como a la media hora después de planificar la protesta, apostaron guardias en la autopista.

Durante la mañana del 24 llego el cadáver, ahí nos dimo cuenta de que su muerte no fue fruto de las protestas, aunque en parte si, ya que cuando entro en crisis fue imposible llevarlo a un centro especializado, las calles de la capital estaban llenas de obstáculos, piedras, gomas encendidas y disparos permanentes.


El día del entierro, una gran cantidad de jóvenes vestidos con camisa blanca, pantalones y zapatos negros, una fila de varones y otra de hembras,  caminamos delante  del féretro rumbo al cementerio, los rostros destrozados y lágrimas derramadas sobre las mejillas de todos, sin ocultar su dolor; fue la primera vez donde jóvenes exteriorizaron su dolor para despedir a un gran amigo. Esta pérdida para los jóvenes del pueblo y comunidades vecinas fue dolorosa y mas impactante que el caos que se desarrolló en el país, fuimos una generación que siempre estuvimos presentes en todas las actividades, y compartíamos con todos sin importar ni esperar nada.

viernes, 24 de abril de 2015

CURIOSA

¿Por qué las cucarachas siempre mueren panza arriba?

La cucaracha ha de ser de las especies más exitosas que tiene nuestro planeta. La selección natural no ha podido con ellas jamás, y lejos de estar cerca de sucumbir, estos insectos son cada vez más comunes a lo largo del mundo, habiéndose expandido por todo el planeta gracias a la diversificación de rutas comerciales.
101778786.jpgEstos insectos tienen una resistencia estoica ante las adversidades. Una cucaracha puede llegar a soportar un mes sin agua y entre dos y tres meses sin ingerir alimento, son capaces de soportar un grado de radiación de entre seis y quince veces más que el que puede soportar un ser humano y ¡hasta puede sobrevivir dos semanas sin cabeza!
Pero al margen de todos estos datos curiosos sobre las cucarachas, hay uno que no deja de llamar la atención, y justamente de ello se trata este artículo. ¿Por qué las cucarachas siempre mueren panza arriba? A continuación te mostramos la respuesta.
El organismo de la cucaracha hace que al morir las patas se contraigan. Como las patas nunca se contraen todas a la vez, es normal que primero se contraigan algunas haciendo que la cucaracha caiga hacia ese costado, quedando panza arriba y muriendo de a poco. Incluso cuando las matamos con insecticida ocurre lo mismo, pues éste ataca elsistema nervioso de la cucaracha causándole espasmos que hacen que se dé vuelta.
Pero cuidado, no te dejes engañar. Las cucarachas son tan astutas que suelen quedarse boca arriba aparentando estar muertas para así ahuyentar a las presas y poder escapar una vez éstas estén lejos.

lunes, 13 de abril de 2015

Sí hubo sanciones en la década

Por HUGO ÁLVAREZ VALENCIA
h.alvarez[@]gmail.com
Con motivo del revuelo causado por las dos sentencias pronunciadas el 27 de marzo, una dictada por un juez de la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia, y otra por un juez de la Corte de Apelación de Santo Domingo, que favorecieron a dos prominentes figuras del partido gobernante, se han emitido numerosas opiniones, enjuiciando las mismas, entre ellas la del magistrado procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, en el mismo escenario donde se dictó la primera, y en la cual expresó lo siguiente: “Una vez más la justicia le ha fallado al pueblo dominicano y autoriza a todo funcionario, desde el más pequeño hasta los de más alta jerarquía a saquear o robar el erario nacional”, acotando, además: “que en los últimos diez años no se ha condenado ningún acto de corrupción”.
Este último predicamento, probablemente dolido o frustrado por ver el fracaso del expediente que con tanto esfuerzo y sacrificio había elaborado con sus adjuntos, me llamó particularmente la atención, porque al parecer no se hizo un cuidadoso estudio de los expedientes que fueron sometidos a la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia en esos diez años precedentes.
Como integrante del Poder Judicial, en por lo menos 8 de esos diez años, me he sentido altamente preocupado, toda vez que a mi entender hay un mensaje subliminal en el sentido de que desde esa época la judicatura viene cohonestando los casos de corrupción y premiando con la impunidad a los delincuentes de “cuello blanco”.
Como resulta que es todo lo contrario a lo afirmado por el distinguido amigo y probo funcionario y a fin de que sus apreciaciones subjetivas no queden en la mente popular como una verdad inconclusa, me permito enumerar los casos, que recuerdo, de los cuales ninguno de los procesados salió incólume.
Por ejemplo, en el caso del Plan Renove, mencionado expresamente por él, fueron condenados el exsecretario de Interior y Policía y un presidente de un sindicato a prisión correccional, aunque al primero un juez de Ejecución de la Pena se la cambió después por prisión domiciliaria; en el segundo caso que él resalta, los invernaderos, fue sometido el secretario de Agricultura de uno de los gobiernos del PRD, y descargado por una Corte de envío, pero la Cámara Penal casó la sentencia y lo envió al Juzgado por otra Corte de envío, la cual consolidó el descargo, por lo que técnicamente impedía continuar conociendo el caso.
Un subsecretario de Estado de Medio Ambiente fue sometido por el escandaloso caso del “rock ash”, aquella basura atómica proveniente de Puerto Rico y que tanto daño hizo a los habitantes de Montecristi y Samaná, y condenado por una Corte de envío a tres años de prisión correccional, ya que había sido descargado primero y anulada la sentencia por la Suprema Corte de Justicia; un incumbente de Bienes Nacionales fue también sometido y condenado a prisión correccional; y por último, seis banqueros, miembros de distinguidas familias de Santo Domingo y Santiago, fueron condenados a diez años, puesto que en la esfera privada también hay corrupción, sobre todo, cuando todavía estamos pagando lo que tuvo que compensar el Banco Central a los depositantes defraudados.
Por otra parte, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia conoció y falló los siguientes casos: 1) Un diputado por la provincia de La Vega fue condenado a dos años de prisión correccional por traficar con chinos cuando era cónsul en Cabo Haitiano; 2) Un ministro consejero adscrito a la embajada de España fue condenado a dos años de prisión correccional por haberse apropiado indebidamente de un vehículo de otra personal; 3) Un funcionario del PLD fue sometido y condenado por el expediente de Probada.
Como se ve, sí fueron sancionados muchos actos de corrupción en el lapso indicado, aunque ciertamente hubo casos escandalosos que nunca llegaron a la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia, algunos descargados o no recurridos, y otros deliberadamente sepultados en el inmenso legajo de expedientes, y por tanto han escapado a la aplicación rigurosa de la ley, pero a lo que nunca podrán escapar es al grito angustioso de su propia conciencia.