sábado, 15 de enero de 2011

CUANDO VA LLEGANDO EL INVIERNO

Cuando los surcos del presente sobreponen el brillo de mi frente ya marchita por el paso indomable del tiempo, mis pensamientos se remontan a ese pasado donde la energía accionaba mi cuerpo lleno de inspiración y deseos de hacer del futuro el traje que siempre viví soñando y que no es el que visto en el presente.

Cuantas lunas, cuantos soles y cuantas estrellas he contado en el firmamento, ese firmamento que fue cómplice de mis escapada con esa hermosas y sin par belleza que todavía remembran mis recuerdos borrados por la complicidad de los años mal invertidos.

Vivo del presente ese pasado infame que no dio apertura a la realidad de pensar que el futuro existe, solo me queda saber que cuando mi cuerpo físico pase a la morada infinita, es que algunos de mis frutos puedan derramar algunas lágrimas para sellar el agradecimiento de haberle dado existencia.

Vivo la amarga espera de aquel día donde lo que fue mi cuerpo pueda partir del espacio donde vivo sin vivir, donde solo con un simple bocado alargo la pena de mi humilde existencia.

Solo existo sin estar existiendo, duermo sin estar durmiendo, ando sin estar andando porque solo me queda hacer historia de aquellos días vivido con energía y grandes deseos, es el espejo la burla parpable de lo que fui y lo que queda de mi.

Puede ser cruel la vida cuando mis piernas ya no puedan soportar a mis nietos, y mis historias ya no despierten el interés de mis años de proezas, tan solo me queda vegetar el tiempo que me queda.

Pero me voy con la satisfacción de haber dado a mi generación lo mejor de mi vida; esa juventud indomable, enérgica, bella y siempre sonriente.

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