Lo narrado en este espacio tiene mucho que ver con las incidencias polìticas a lo largo de nuestra historia. La intervención militar norteamericana, de un lado, en procura siempre de imponer su polìtica para dominar el mundo y, de otro lado, las polìticas màs recientes, la empleada por Joaquìn Balaguer, por ejemplo, cuestionando siempre el poder. Balaguer se distinguió notoriamente por utilizar la mentalidad incauta del dominicano. Era un polìtico fino. Èl sabía que las costumbres de los pueblos, sus mitos y creencias, determinaban muchas veces el porvenir. Las cábalas del hombre provinciano y el sentir campesino era la brújula con la que guiaba o se dejaba guiar, cuando se le conociò su ``devoción `` por la virgen de la Altagracia y sus furtivos encuentros con una pitonisa en San Juan de la Maguana. Era necesario, dentro de ese mismo contexto, conquistar la plaza de Barahona, un pueblo tradicionalmente perredeìsta, en ese entonces. Fue cuando doña Luciana Pelàez Suero, instaló un altar en la calle Marìa Montés esquina Duarte, próximo a la calle Nuestra Señora del Rosario, donde està la Catedral Santa Cruz de Barahona. Del colegio ``Centro de Estudios Medios``, recinto donde adolescente aùn cursaba el tercer año del bachillerato, salìa al recreo con mis compañeros a presenciar a los devotos de la fe acercarse a una estatua de yeso simbolizando el mismo Jesús crucificado, al que llamaban ``El Cristo de Limpias``.
Las filas eran largas, aunque no lentas, porque había que atender a los cientos de visitantes que llegaban de los pueblos del país en autobuses. Al llegar al altar, los parroquianos primero se consultaban con Luciana, quien les hablaba en tono bajito, con mucha discreción. La recuerdo, era una dama decente, como toda esa familia a la que pertenecía. Al final, ella les señalaba el cristo, al que besaban en los pies. Rociados con ``agua bendita``, se retiraban conformes.
El dominicano demuestra con entereza ser creyente de cosas oscuras, cuyo fanatismo conduce irreversiblemente al abismo. Pues como antecedente tenemos el caso, confuso aùn, de ``Palma Sola``, una comunidad de San Juan de la Maguana, con similar trascendencia, cuando los autobuses partían repletos de mujeres que llevaban sus hijas adolescentes debidamente uniformadas a lo ``olivorista`` y que se las ofrecìan a ``Papà Liborio`` al través de unos vivos, quienes tambièn exigían gallinas negras, con las que preparaban los caldos o consomès que les levantaba el ánimo, supuestamente, pues tambièn se hablaba de sesiones de contenido sexual ritualizado.
La incapacidad y el obscurantismo no le permitiò al sureño estudiar de nuestra historia reciente que , Liborio u Olivorio Mateo, no fue màs que un curandero con fachada de indigente como cientos de los que siempre han existido en nuestros pueblos, que la intervenciòn norteamericana de 1916 convirtiò en héroe cuando aquél los enfrentò en algunas escaramuzas patrióticas desiguales, ganándose el tèrmino despectivo de ``Gavillero``, quedando mitificado, como quedò en la conciencia nacional Cayo Bàez, desde el momento en que cobardemente le quemaron su pecho indefenso y desnudo.
En Bànica, el 27 de junio de 1922, las tropas de ocupaciòn cazaron a Liborio, al que habìan perseguido desde hace mucho tiempo. Liborio ya habìa fundado el movimiento social de corte religioso que denominò ``liborismo`` en el 1908. Su cadàver fue llevado a San Juan de la Maguana y exhibido allì con la advertencia de que seguirà la persecuciòn contra sus seguidores. Liborio era un campesino rudo y ordinario que se dedicaba a la albañilería. Al enfrentar a la iglesia catòlica fue perseguido por el gobierno y se presume que su fama lo hizo tan poderoso, que tenia a cientos de hombres armados a su servicio. ¡Oh Iglesia Católica... cuanto incidiste en esto, todavía en nuestros tiempos, no acabas con la inquisición a la que una vez llamaste Santa...!
Los suscitados comentarios de algunos ``inteligentes`` de la època, estimularon al gobierno del Consejo de Estado presidido por el licenciado Rafael Filiberto Bonelly Fondeur, a investigar si era cierto que el santuario livorista , sirviendo como señuelo, respaldaba acciones guerrilleras que en esa zona se entrenaban, bajo la supuesta orientaciòn de Ranfis Trujillo, quien se encontraba fuera del paìs, y donde habrìan visto a hombres marchando, en franca disciplina militar, despuès que ``comulgaban`` con los representantes de la secta.
Esas inusitadas informaciones, añadidas al informe de que damitas desnudas eran bañadas en un riachuelo considerado ``bendito``, màs las que, supuestamente, entregaban su cuerpo a los ``enviados del divino`` en los ranchos, cuyas puertas, quizás para tal propósito, eran un tanto inaccesibles, fue la gota que colmó la copa, procediéndose a una requisa o allanamiento de parte de las fuerzas armadas.
La imprudencia del general que comandaba las tropas, de apellido Rodrìguez Reyes, del ejército nacional, de agacharse para poder penetrar a uno de los bohìos, ya que la puerta era expresamente bajita, trajo como consecuencia que los delincuentes, liderados por unos tales ``Mellizos`` en Palma Sola, lo recibieran con un golpe en la cabeza que le produjo la muerte instantánea. El nerviosismo se apoderó de los militares diseminados en el lugar, que no conocían aùn la suerte corrida por el general. Ellos tambièn eran creyentes, pues dentro del grupo, existían varios sanjuanense, lo que produjo un desasosiego, cuando un soldado ``accidentalmente`` dejó escapar una ráfaga de ametralladora. La confusión lleva a estos militares, como siempre, a perder las estrategias y a disparar sin contemplación. La noticia en medio de la tragedia de la muerte del general, agudizó la tormenta. En el tiroteo resultaron muertos los afamados ``Mellizos`` y decenas de personas resultaron heridas, entre ellos, el entonces mayor, P.N. Francisco Alberto Caamaño Deñò, con una pedrada en la frente, enviado allí por el gobierno por ser comandante de un cuerpo anti motines denominado ``Los Cascos Blancos...`` y por su ganada fama de mano dura al frente de ese personal policial. La versión final de este hecho, ocurrido el 28 de diciembre de 1962, es que tal acción pretendía crear un clima de confusión que impida el acceso al poder del profesor Juan Bosch. Aquí se inmortalizaron las creencias populares y el mal manejo de hombres que pululan en la seguridad del Estado.
Asimismo, en el santuario del Cristo de Limpias, el flujo de visitantes no cesaba. Ni siquiera los comentarios los detenía. Se comentaba que Luciana, en sus últimos dos viajes a la capital, fue recibida por el presidente de la república, quien la trató con cordialidad y respeto, atributos que adornaban al mandatario y que eran muy bien merecidos por la dama, de una estirpe barahonera digna de mi aprecio. Se dice que ella fue premiada por sus aportes que, màs que políticos, eran, como en toda sociedad subdesarrollada, un medio de control social de los gobernados. Eso decìan, pues a mi no me lo crean. Decìan tambièn que doña Luciana miraba la cara de los peregrinos y que a muchos de ellos se atrevìa a decirles: ``el cristo quiere que el doctor Balaguer siga dirigiendo los destinos del paìs...``. Cuando algunos sentìan el regocijo de la ``curaciòn``, entonces el mensaje se hacìa màs directo.
Ni siquiera el turismo ha llevado màs gente a Barahona que las que llevó ``El Cristo de Limpias``, no importaba lo que dijeran. El fanatismo religioso, sobre todo del cibaeño, no ve obstáculos ni barreras. Fue ``Borbollòn``, quien por lo menos en Barahona, derrumbó esos altares.
``Borbollòn`` era un peón de camiones. Alto, muy fuerte, de unos treinta y ocho años de edad. Andaba sucio, como si vendiera carbón, y con la ropa rajada. Dormía donde le cogiera la noche cuando no amanecía en la cama de un camión. Nunca advertimos siendo niños el peligro que corríamos, cuando nos mofábamos y èl nos perseguía con un machete afilado y una risa diabólica. Creo que la desgracia no llego, porque nunca pudo darnos alcance. Su único hermano, también peón, fue muerto en el cibao con una bola de jugar billar, en uno de sus tantos viajes de camiones cargados. Borbollòn se sentía solo, amargado, y en sus momentos ociosos se tomaba su botella de ``berròn`` sentado en los contenes, como Enemencio Suero, hombre de gran familia al que consumió el alcohol, al igual que Cuca Suero y Cutìn Carvajal, quien no volviò a ver a su hijo Papito Carvajal, implicado entre los izquierdistas más buscados de la época.
A Borbollòn le dijeron que a la casa de Luciana no se podìa ir. Que la cantidad de cibaeños y vehìculos no daban paso. Lo que llamò la atenciòn en aquel hombre indigente. Se parò sonriente del contèn y pasò raudo por la esquina del colegio. Me dio grima ver aquellos ojos puestos en la multitud, con la boca entre abierta por una leve sonrisa que delataban tres dientes largos y salteados. Borbollòn divisò un hombre que, por instinto, se sintiò descubierto. Borbollòn confirma entonces que es su presa, como un billete que sale premiado entre tantos nùmeros, y apura el paso cuando el hombre comienza a correr, se introduce en la multitud tumbando sillas y mesas, cuando es alcanzado... recibe la primera estocada, provocando el desparpajo de la muchedumbre que ve con horror la sangre y un hombre que moribundo sigue veloz y se refugia en los pies del ``santo``, donde con saña, es ultimado por aquella bestia humana que huye sonriente con el arma ensangrentada dejando limpio el camino, pues la gente dejó el claro, se ausentó despabiladas de terror, mientras el sonido de la sirena del ayuntamiento anunciando las seis para cerrar la tarde, pasa desapercibido, la torre de la Catedral Santa Cruz de Barahona doblaba sus campanas pregonando la misa y el santuario fue cerrado hasta la fecha por falta de parroquianos...
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