viernes, 10 de agosto de 2012

LA PRENSA ESCRITA A INICIOS DEL SIGLO XX; PARA ORIENTACIÒN DE LOS MÀS JOVENES EN LA RED: Eugenio Marìa de Hostos.


Por José Gómez Nin
El Periódico Hoy, en sus publicaciones de 100 años de Historia, relata que el 11 de agosto de 1903, muriò en Santo Domingo don Eugenio Marìa de Hostos, filòsofo, educador y luchador incansable por la independencia de Puerto Rico, paìs donde naciò en 1839.


Hostos, de 64 años de edad, se preocupó desde muy joven por los problemas de su patria y de toda Amèrica. Desarrollò una tendencia propia del autodidacta, que se perfilò màs tarde en la crìtica de los textos y mètodos de enseñanza prevalecientes. Dotado de una gran personalidad y sensibilidad, Hostos dedicò sus energìas a luchar por la emancipaciòn de todas las Antillas. El educador y anti imperialista vino a la Repùblica Dominicana en el 1875, radicàndose en Puerto Plata, donde estableciò gran amistad con el general Gregorio Luperòn, figura señera de la Restauraciòn dominicana. Hostos fue el fundador de la Escuela Normal, creada por  decreto del presidente provisional Gregorio Luperòn en el año 1879, dentro de una nueva concepciòn metodològica de la enseñanza basada en procedimientos intuitivos, deductivos, y, por tanto, racionalìstas.

Durante sus años en el paìs, el maestro Hostos fundò escuelas e institutos, y sentò las bases para la educaciòn dominicana en este siglo. Su mètodo racionalista le ganò la oposiciòn de la Iglesia Catòlica, con la cual debiò polemizar durante varios años. Y decimos nosotros, tambièn los gobiernos genuflexos al poder ortodoxo catòlico en las Antillas, incluyendo a Trujillo, sobre todo, despuès de la firma del Concordato, le hicieron la vida imposible a este ilustre pensador Laico, si cabe el tèrmino..

Hostos fue un abanderado de las Antillas de habla española, Cuba, Puerto Rico y la Repùblica Dominicana, dejando una legiòn de seguidores en todo el paìs. La parte que màs me motiva de este escrito, es la siguiente:

Durante la lectura del panegìrico en memoria de Hostos, Federico Henrìquez y Carvajal, pronunciò su cèlebre frase: ``Oh Amèrica infelìz, que sòlo sabes de tus grandes hombres, cuando ya sòlo son tus grandes muertos``.

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