Juana Niña es una mujer que nunca se le aprieta el pecho para resolver ante cualquier situación referente al área de salud, no hubo un Jaquimeyero que halla sufrido herida alguna donde requiriera sutura, ella no preguntaba, agarraba una aguja de cocer ropa con un hilo del mismo tipo, hervía agua para esterilizar la aguja y la anestesia que le aplicaba al herido era un “coño quédate tranquilo que a ti nadie te mando”, no tenia mas remedio que tranquilizarse y aguantar con todos los orificios de salida apretado y esperar el zurcido que le haga la gobernadora. Igual era lo referente a partos, remedios caseros y demás mejunjes.
Resulta que en Peñón había un sacamuelas que llamaban “Lembo” un señor alto y de color indio claro, donde su herramientas de trabajo lo llevaba en un bulto debajo del brazo, se trasladaba a los cercanos pueblos para calmar la deseperación de los problemas de dientes. Cierta vez Lembo fue contratado por unas cuantas personas que no soportaban los dolores de muelas y entre ellos estaba Juana Niña que tenia unos tocones (restos reticulares, según los odontólogos).
El día indicado y el sitio de la cita fue la casa de Niña, Lembo coloco una silla de guanos para realizar su tarea se posicionaba detrás de la víctima y empezó a realizar su faena, cada vez que Lembo trabajaba con uno de los pacientes aplicando la anestesia con la misma jeringa y la misma aguja, Juana se paseaba impaciente mirando de reojo el trabajo del dentista, eran como cuatro los pacientes, cuando le toco el turno a Juana, esta lo miro con ojos de vaca que llevan al matadero, Lembo le dijo -abre la boca, esta medio nerviosa abre su boca y cuando Lembo engancho el tocón y al apretar para extirparlo, Juana emitio un bramido y se engancho del cuello de Lembo, y hasta que Lembo no soltó la pinza Violeta Enelis Mesa Matos no lo soltó. Juana tranquilamente y con la mano en la boca se marcho sin decir nada.
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