Por Julio Batista Reyes (Julitín)
Manuel María Carrasco (alias Mané), era lo que se llamaba un hombre del pueblo llano, sin malicia y muy jocoso. Tenía una familia especial, de esas que son escasas en estos tiempos turbulentos y de muchos fraccionamientos familiares. Don Mané, no era hombre de estar ligado cherchando a menudo con cualquier persona; pero cuando lo hacía, sin distinción de rasgos sociales o económicos, dejaba a todos alegres y de buen humor. Recuerdo mucho cuando nos encontrábamos en la carretera, yo bastante jovencito, que iba rumbo a baitoita a trabajar la tierra, y siempre me saludaba con mucho agrado y respeto. Yo también le profesaba mucho respeto a él y a toda su familia. Todavía, a pesar del tiempo y la distancia, le profeso mucho respeto a todos. Don Mané Crió, Junto a doña Elisia, a sus hermosas hijas Belkis, Raquel y creo que la más pequeña se llamaba Jaqueline; como acostumbran los hombres y mujeres decentes y con ciertas normas urbanas; puesto que aún con los limitados recursos de que disponían en esos tiempos, sus hijas fueron escolarizadas en el colegio Morgan o Divina Pastora (no recuerdo cual de los dos), que no eran común, ni para los que percibían más ingreso que ellos, en el municipio cabecera de la provincia de Barahona.
Recuerdo también cuando nos encontrábamos en los Jeep Land Rover de Jesús o Jaimito, o en la guagua de Gracioso o su hijo Miguelito Suero, pues yo también viajaba a estudiar al liceo Dr. Federico Henríquez y Carvajal, de dicho Municipio, cuando cursaba los años del bachillerato. Recuerdo a su decente y bella esposa, doña Juana Elisia López, que la última vez que la recuerdo en Jaquimeyes, como que estaba afectada de una pierna y no la he vuelto a ver más.
La última jocosidad que me recuerda de Don Mané, fue cuando en medio del silencio, que se produce al desmontarse en en su casa, de uno de los Jeep antes mencionados, procedente de Barahona, comenzó a cantar la canción titulada Terneza, de Camboy Estévez, en donde donde un estribillo dice " Esta calle al final tiene su nombre", Don Mané en medio del silencio cantó " Esta calle al final tiene un bombillo", y de ahí vino la carcajada, de todos los que regresábamos, cansados y con hambre, desde dicha Ciudad.
Me dio mucha pena, cuando varios años, me encontré con Belkis, su hija, en la casa de Luís López (Mecié), cuando vivía en Herrera-S.D.O., pues al preguntarle por Don Mané, nos dijo que había muerto hacía un buen tiempo, pero que yo no lo sabía. De todos modo considero que esos hombres, mujeres y sus familiares de buen vivir y proceder, hay que resaltarlos, para que sirvan de ejemplo a los padres jóvenes y a la juventud, que serán también progenitores en el futuro.
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