jueves, 17 de marzo de 2011

SOMOS LOS ARQUITECTOS Y ACTORES DEL PRESENTE Y DEL FUTURO

La vida envuelve unas secuelas de eventos, tanto naturales como artificiales, de tal magnitud que nosotros como actores principales del proceso de transformación de nuestras vidas y futuro, convertimos esto en una realidad virtual, esto llega a tal punto, por ejemplo, hace treinta años atrás que un par de zapatos negros era una prenda para cualquier evento, casi imposible era tener mas de un par, en los tiempos actuales si estos zapatos no combinan con la correa, la camisa o la cartera, no podemos ir a determinada actividad. Esto se convierte en una necesidad que puede crear una crisis emocional.

Durante los años del setenta a los ochenta, muchos de nuestros jóvenes tuvíeron que hechar un día de trabajo con una azada por unos dos pesos con cincuenta centavos para ir a una fiesta, comprar un corte de tela para confeccionarse un pantalón o para comprar cualquier tipo de prenda, lo mismo era ir al corte de caña para suplir la misma necesidad, y vivíamos felices sin presión ni stres. En la actualidad muchas de nuestras jóvenes por el simple hecho de no tener un par de aretes para una actividad en el colegio, hay que llevarla al psicólogo para tratarle una depresión.

Vivimos una época de consumo crónico, donde un celular, un televisor, un radio, una licuadora, una lavadora, un secador de pelos, etc. es un artículo de primera necesidad, tan necesario como la propia existencia.

Cuando hoy vemos a muchos de nuestros compueblanos que aparentan tener ciertos nivel económico, muchas de nuestra gente no se imaginan que ayer fueron personas con mas necesidad que la generación de ahora, con decir que la mayoría solo tenían un par de zapatos y una simple camisa para poder estudiar, y decir que la gran mayoría se engancho a la guardia o la policía para poder hacerse profesional.

Todos tuvieron que ir a pies a Fundación o a Peñón para recibir el pan de la enseñanza, o tal vez algunos tenían un burro o un caballo para ese recorrido, que eran los mínimos, y en muchas ocasiones sin desayunar y al regresar a sus casas tan solo podían encontraban una arina o algo cocinado con leche de coco para mitigar el hambre.

Que podemos decir de nuestras jóvenes de ese tiempo que hoy son viejas, cuando tenían que moler el arroz en un mortero para cocinar, era una odisea el tener que moler para descacarar, luego caquear para al final blanquear, luego finalizar con sacar los machos que por la forma de molienda eran muchos, siguiendo con guallar los cocos y ponerse a cocinar; que tiempos aquellos y así nos quejamos de estos. Ni decir de la forma de producir el aceite, guallando un saco de coco, poner la leche a hervir para con un cucharón sacar la nata, ponerla al fuego para sacar el aceite y con el chicharrón de coco preparar un sabroso mofongo con plátanos asado.

Igual era prender carbón en un fogón o anafe para poner la plancha de hierro, o, a la de vapor ponerle los carbones prendidos para planchar una loma de ropas, que a muchos de nuestros padres tenían que almidonarle los pantalones y la camisa, y a algunos bandidos hasta los pantaloncillos, con la marca mas cara de la época "arina primavera", y ay de esa joven que por mano del diablo manchara o quemara alguna pieza que una paleta de menear dulce se le estrellaba en la cabeza o cuando no el palo de escoba.

Somos un universo llenos de quejas e inconformidades, antes existían las bateas, una paleta y una piedra para lavar, hoy tenemos lavadoras hasta con secadora; antes existían las planchas de hierro o de vapor, hoy las tenemos eléctricas que emanan vapor de agua; antes existían los peines de hierro para alisar los moños, hoy tenemos el desrizado y otros productos; antes nuestras jóvenes se sentaban al sol para secarse los moños durante un día, hoy en cuestión de minutos se lavan y se secan; antes tenían que hervir palo de campeche para teñirse los moños, hoy con un simple liquido se dan el color que les viene en gana; antes para venir a Santo Domingo primero había que anunciarse el día anterior con el chofer -"Por fin llegó Chiquin", para salir de madrugada y llegar después del medio día, hoy en dos horas llegamos a la capital; antes para estar en privado con la novia nos metíamos en una cocina, en una letrina o un corral de vacas, para salir con los zapatos embarrados, hoy tenemos moteles; muchos se mataban por el palo del bar de Julio o de Herminio; antes para sacarle brillo a los moños se mezclaba aceite de higuereta, aceite de gallina, aceite de bergamota y otros que jedian a refajo de bestias, hoy tenemos productos que hace todo eso y lo pone oloroso.

Donde los quiero situar es que en estos tiempos tenemos mas cosas que disfrutar, pero tenemos que prepararnos para conseguirla, porque cuando queremos forzar terminamos convertidos en antisociales, en la vida hay tiempo para todo, pero cada cosa a su tiempo, podemos obtener lo que queramos dentro de los principios y reglas de la sociedad, para que nuestros hijos nos tomen como buenos ejemplos y formemos una sociedad mas digna.

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