miércoles, 21 de marzo de 2012

A DON JOSE Y A DOÑA LUCIA EN SU 50 ANIVERSARIO DE UNION MATRIMONIAL

Hay lágrimas que salen del alma cuando nos arropa un dolor, pero también hay lágrimas que surgen del corazón cuando vemos que nuestros sueños se convierten en realidad.

Cincuenta años de matrimonios debe ser la mayor herencia y la mas inmensa satisfacción de cualquier familia, un largo camino lleno de necesidades, luces y sombras, pesadillas y sueños, pero al final lo que persevera es el triunfo.

Es al final cuando vemos que ese sacrificio es la verdadera antesala de un tesoro, ese tesoro que nos guarda la vida dentro de la satisfacción de vivir la realidad de lo que hemos soñado, una verdadera familia que dio el fruto, que con nuestras manos tallamos.

Una familia que arrojo fruto, frutos sanos, limpios y hechos bajo los verdaderos principios de las raíces de origen. Es esta la realidad que llena de orgullo y satisfacción a sus hijos, cuando desde dentro de nuestro corazón decimos "gracias padres, sin tu esfuerzo, apoyo y conducción no lo habríamos logrado.
Es ahora cuando pueden tranquilamente disfrutar, y con ese orgullo de moral, honorabilidad y respeto al trabajo, sin importar que su piel este agrietada por el esfuerzo y el tiempo. Somos orgullosamente los que ustedes nos enseñaron.
Sus ejemplos son nuestros códigos y leyes, que siempre serán las bases que nos identifiquen donde quiera que con la frente en alto nos encontremos, hijos, nietos y futuras generaciones.

Que satisfechos se sienten sus nietos, conocer de que troncos salimos sus padres, esa sonrisa que espontáneamente surge al pronunciar el nombre de sus abuelos.
Solo las familias de principio pueden recorrer ese gran camino, camino lleno de altibajos, pero gracias a Dios que para ustedes lo primero son los frutos que orgullosamente engendraron.
En cada una de su generación, resurgirán las células de sus simientes.
Sin importar cuando, como y donde, sus hijos siempre recordarán las bases de donde surgieron.
Manteniendo siempre el principio de que la riqueza del pobre es la honradez.
En cada descendiente estarán ustedes grabados como ejemplo de una generación.
Satisfechos y orgullosos de lo que nos inculcaron.
Con la frente en alto, en cada momento de tentación podrán decir satisfecho "gracias José, gracias Lucia" por ser nuestros padres.
Gracias.

No importaron los momentos difíciles, los días amargos, las necesidades, solo damos gracias a Dios por las enseñanzas, que después de la oscuridad había un amanecer lleno de luz, con mas brillo y nubes claras, que marcaron el camino.
Ustedes son ejemplos para una sociedad justa y con verdaderos principios. Me siento orgulloso de considerarme parte de ustedes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario