ANDRÉS OPPENHEIMER (*)
Cuando el presidente Barack Obama hizo una breve referencia a la necesidad de controlar las ventas de armas, en el discurso de inauguración de su segunda presidencia, debería haber mencionado datos de un nuevo estudio de la violencia armada según el cual la tasa de homicidios con armas de fuego en Washington D C es casi el doble de la de México.
El estudio, titulado "Violencia armada en las ciudades estadounidenses comparada con la de las naciones más violentas del mundo", que tiene como autor al gurú del desarrollo urbano Richard Florida, de la Universidad de Toronto, contiene un mapa con datos fascinantes sobre la severidad que ha alcanzado el problema de la violencia armada en Estados Unidos.
Resulta que, mientras la prensa norteamericana publica a diario artículos escalofriantes sobre la violencia en México, donde durante los últimos seis años han muerto más de 60.000 personas a causa de la violencia relacionada con los cárteles de narcotráfico, la mayoría de las ciudades más importantes de EE. UU. tienen niveles de homicidios por armas de fuegos mucho más elevados.
Comparado con Washington DC, Nueva Orleans, Detroit, Baltimore o Miami, México parece Suiza.
He aquí algunas cifras del mapa, que apareció el 22 de enero en el sitio on-line theatlanticcities.com, con datos de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas:
• El índice de homicidios con armas de fuego de Washington DC es de 19 cada 100.000 habitantes, casi el doble que el de México (10) y un poco más elevado que el de Brasil (18).
• Nueva Orleans, con 62 asesinatos con armas de fuego cada 100.000 personas, tiene un porcentaje casi tan elevado como el de Honduras, el país más violento del mundo, con 68 homicidios con armas de fuego por cada 100.000 personas.
• Detroit, con 36 asesinatos con armas de fuego por 100.000 personas, tiene un índice más elevado que el de Colombia, nación que –al igual que México– suele ser objeto de "alertas de viaje" del Departamento de Estado.
• Baltimore, con una tasa de homicidios con armas de fuego de 30 por 100.000 personas, Newark (25) y Miami (24) tienen niveles más altos que los de República Dominicana (16).
Hasta Nueva York, donde el índice de homicidios con armas de fuego ha disminuido a 4 por 100.000 personas, tiene una tasa más alta que la de Argentina (3).
"Las cifras son asombrosas", dice Florida. "Un número de ciudades de Estados Unidos tienen un índice de homicidios con armas de fuego comparable al de las naciones más violentas del mundo".
Es cierto que se podría argumentar que no es justo comparar ciudades con países. Pero muchas naciones con los más altos niveles de violencia, como Honduras, tienen poblaciones comparables con las de las principales áreas metropolitanas de EE. UU.
Y también es cierto que las estadísticas, elegidas selectivamente, pueden servir para respaldar a cualquiera de los bandos en el debate sobre la violencia con armas de fuego.
Los partidarios del lobby de las armas citan el hecho de que, aunque Estados Unidos es el país del mundo con mayor tasa de posesión de armas, su índice de homicidios –en su conjunto– es de tres cada 100.000 personas, más bajo que el de la mayoría de las naciones latinoamericanas.
Los críticos de las ventas indiscriminadas de armas replican que Inglaterra, Noruega, Suecia y otros países que tienen controles de armas más estrictos, tienen índices de homicidios con armas de fuego muchísimo más bajos que Norteamérica, de menos del 0,5% por 100.000 habitantes, según cifras de las Naciones Unidas.
Según los estudios comparativos de Florida, "las muertes por armas de fuego son significativamente más bajas en estados con mayor control de ventas de armas".
Mi opinión: esta vez no voy a entrar en el debate sobre el control de armas y la violencia armada. Ya lo he hecho en varias columnas pasadas y, por si no las leyeron, creo que la postura de la Asociación Nacional del Rifle y la industria de las armas es, para ponerlo suavemente, demencial.
(Contrariamente a lo que afirma la Asociación Nacional del Rifle al oponerse a regulaciones de control de armas para evitar crímenes masivos como la reciente masacre de Newtown, Connecticut, la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos en ningún momento dice que los estadounidenses tienen derecho a tener rifles semiautomáticos o bazookas).
De manera que, sin profundizar más, sólo quería contribuir a poner las cifras de la violencia armada en perspectiva, para que la próxima vez que lean un boletín de alerta del Departamento de Estado sobre viajes a México, o la próxima vez que vean a un reportero informando con horror sobre alguna sangrienta masacre en México, puedan decirse a sí mismos: "Sí, es casi tan grave como lo que pasa en Washington DC".
No hay comentarios:
Publicar un comentario