La imaginación y la creatividad eran las fuentes de motivación de los niños del sesenta a los ochenta, gracias a sus mentes sana veían el tiempo pasar entre juegos, cuentos, cucos, respeto a los mayores y trabajo; trabajos relacionados con sus edades, desde recoger y botar la basura, hacer mandado, ayudar a sus madres las hembras y acompañar a sus padres los varones.
Las fuentes de ingresos era precaria en nuestros tiempos, aquel que tenia un sueldo o recibía algún dinerito de un familiar lejano, estos eran los ricos del pueblo, ademas de que el consumo era de lo necesario, no había tantas ofertas para comprar y el dinero que se podía conseguir no era suficiente.
Las necesidades y el nivel económico de nuestros padres los obligaban a buscar alternativas para que sus hijos se sientan motivados, felices y contentos, supliendo una necesidad propia de la época y haciéndola pasar por un regalo de los Reyes Magos.
Era desgarrador ver a un niño con todo el amor de su vida, zancajear un cigarrillo y una menta, recoger hierba y un vaso de agua para los reyes y sus camellos, colocándole debajo de sus camita donde así ellos alimentaban y daban agua a sus montura por el largo recorrido, a la vez que fumaban un cigarrillo para descansar; en cambio ellos ponían debajo de la almohada o de la cama el anhelado juguete que con tanta ansia esperaban. La ansiedad de conseguir un buen juguete nos obligaba a ser mas aplicado, ser mas respetuoso y portarnos bien, una mala crianza de nuestra parte era un castigo de no recibir juguete.
Nuestros padres sustituían los juguetes por un par de zapatos, un pantalón, una camisa, un plato, un vaso o un par de medias; de los pocos que logramos conseguir algún juguete fue a través de un tío o de un padrino, como un pito, una pistolita de mito o de agua, unos cuantos soldaditos plásticos, cosas que no pasaban de diez centavos.
Una bicicleta era un medio de transporte al mismo nivel que una motocicleta, era mas fácil conseguir un burro o un caballo que una de estas. Aprendimos a construir por nuestros propios medios, objetos como patinetas, carros de madera y juguetes en madera y hojalatas.
Cuando uno de los niños recibia un juguete, como una pistola, un carrito, soldaditos los varones, o una muñeca y juguetes de cocina las hembras, era notorio el cordón de muchachos detrás para por lo menos tocarlo y mirarlo, ya que estos objetos eran como muelas de gallos para la mayoría.
Mucho de nuestra generación debe agradecer a Lorenzo Figuereo, mejor conocido como Pajin el haber disfrutado de un juguete, Pajin pudo bautizar a muchos muchachos, a los que en el día de reyes hacia feliz dejándole un juguete, ya sea de forma directa o a través de los Reyes Magos.
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