"Cuando uno ama, todo habla de amor, hasta nuestros trabajos que requieren nuestra total atención pueden ser un testimonio de nuestro amor." (Santa Margarita) |
Margarita María Alacoque nació el 25 de julio de 1647, en Janots, Borgoña. Fue la quinta de 7 hijos de un notario acomodado.
A los cuatro años Margarita hizo una promesa al Señor. Sintiéndose inspirada rezó: "O Dios Mío, os consagro
mi pureza y hago voto de perpetua castidad." Aunque ella misma confesó
mas tarde que no entendía lo que significaba las palabras "voto" o
"castidad."
Cuando
tenia 8 años, murió su padre. Ingresaron a la niña en la escuela de las
Clarisas Pobres de Charolles. Desde el primer momento, se sintió
atraída por la vida de las religiosas en quienes la piedad de Margarita
produjo tan buena impresión, que le permitieron hacer la Primera
Comunión a los 9 años, lo cual no se acostumbraba en aquella época. Dos
años después, Margarita contrajo una dolorosa enfermedad reumática que
la obligó a guardar cama hasta los 15 años. Por este motivo tuvo que
regresar a su casa.
El 27 de
diciembre de 1673, día de San Juan el Apóstol, Margarita María, que
tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de
costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto
en la capilla. Era el momento de la primera gran revelación del Señor.
Ella lo cuenta así:
"Estando
yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su
divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su
pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y
los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado.
El me dijo:
"Mi
Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en
particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de su
ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se
manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te
estoy descubriendo los cuales contienen las gracias santificantes y
saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he
elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea
todo obra mía."
"Luego," continúa Margarita, "me
pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo,
poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver
como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del suyo, de
donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a
continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio
tiempo: "He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que
encierra en tu costado una chispa de sus mas vivas llamas, para que te
sirva de corazón y te consumas hasta el último instante y cuyo ardor no
se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de mi
Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de
que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he
cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si
hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy
el de discípula muy amada de mi Sagrado Corazón."
Después
de este favor tan grande, Margarita quedó por muchos días como abrasada
toda y embriagada y tan fuera de si que podía hablar y comer solamente
haciéndose una gran violencia. Ni siquiera podía compartir lo sucedido
con su superiora lo cual tenia gran deseo de hacer. Tampoco podía
dormir, pues la llaga, cuyo dolor le era tan grato, engendraba en ella
tan vivos ardores, que la consumía y la abrasaba toda.
Fuente:Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.www.corazones.org
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