El acceso a la información para la década de los años setenta estaba reducida a un grupo de personas que tenían el privilegio de contar con familiares o amigos residiendo en alguna provincia o recursos económicos, y de acuerdo a su formación seleccionaba el material que le gustaba leer.
El Almanaque de Bristol, culpable de nombres horribles o larguisímo, no llegaba a todos los hogares, pero era un material de consulta para nombrar a un nacido, conmemoración de la fecha, este almanaque venía a ser como una enciclopedia informativa de la iglesia.
El pequeño libro de Selecciones de Reader´s Digest era un libro de investigación e información, este era muy reducido el grupo que lo seleccionaba, en cada pueblo eran contados con una mano los lectores; Fiameta la profesora de Palo Alto, muy culta e informada, guardaba una importante selección de esta pequeña enciclopedia.
Las novelas eran un medio de motivar los ensueños de las jóvenes clase media de los pueblos para la época, Corin Tellado, fotonovelas y novelas románticas eran los medios donde estas damas se enteraban de las modas, el maquillaje, actores famosos y lugares atractivos, los jóvenes se orientaban a las novelas de acción e investigación; La radionovela llegaba a mas público.
Los paquitos o muñequitos, estos eran un recurso para cualquier público que ademas de gustarle leer, soñaba con la acción, a diez centavo lo alquilaba Quitico en su sastrería y a cinco centavos el cambio.
La características de estos documentos, (a los que la izquierda criticaba, por ser supuestamente, un medio del capitalismo para orientar a los pueblos al consumismo y la extracultirización), se sustentaba en que el lector aprendía a leer, saber de cultura de otros pueblos, modas, nuevos descubrimientos, etc.
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