jueves, 21 de agosto de 2014

LA DEVOCION A UNA CREENCIA

Fue la primera del matrimonio de once hijos, el había dejado su pueblo natal, mudándose en ese pueblo para hacer su vida, y no volver jamas ni a visitar a su familia, solo pudo mantener cercanía con una hermana que siguió sus pasos, quien formó su hogar en otro pueblo no muy lejano, pero que siempre se mantenían en contacto principalmente de parte de ella.

Ella como primogénita fue la ilusión de sus ojos, era un ferviente creyente y seguidor de los espíritus que cambian las trayectorias que por naturaleza y formación identifican el desarrollo del ser humano, los malos y los buenos del otro mundo, que el sabia identificar al igual que las palmas de sus manos.

Fue tanta la influencia, en esas creencias de su padre que siendo una adolescente duro tres meses vestida de blanco acostada en una cama sin salir a ver la luz, debido a la influencias de los seres que habitaban en su cuerpo, tomaba alimentos solo para sostenerse, estos seres solo le permitían tomar mas agua que  alimentos.

Ella fue creciendo y su concentración en liberar de los males provocados por espíritus ancestrales enviados por humanos llenos de envidias y maldades se fue fortaleciendo. Era tanta la vocación y la influencia de su padre que puso un altar en una esquina de la habitación de la casa.

Una mesa pequeña cubierta por un rojo mantel que cubría hasta la patas, varios cuadros de santos descansaban sobre la misma, una ponchera esmaltada con varias piedras y por encima de la mitad con agua cristalina hacia juego con el brillo de la luz de un candil, que permanecía parpadeando sobre las imágenes de los cuadros, la pared y el techo de esa esquina.

Varias mujeres y hombres del pueblo llegaban hasta ella buscando la cura y repuesta sobre algunas cosas que sucedían, al que no encontraban explicación, niños languidecidos por la absorción de una supuesta bruja se sentaban sobre sus piernas y susurrando algo mientras pasaba sus manos humedecida con un liquido con olor a hojas y palos descompuestos en berrón sobre su hundida mollera, su pecho y espalda, e indicándole que eran tres ensalmos.

Así mismo llegaban otros niños con la mirada perdida y ojos hundidos provocado por el mal de ojos de alguien con energía interna negativa, y susurrando algo entre sus labios y dientes mientra sus manos descansaban sobre su cabeza e indicándole los otros días que debía volver. Fruto de este sentimiento natural para contrarrestar los malos espíritus, logró concentrar una interminable cantidad de compadres en el pueblo y mas que otros en pueblos cercanos.

Fue siempre firme en sus creencias, la que defendía con su alma y espíritu, profesaba creer en Dios, siempre a su manera, cuando no encontraba argumentos para rebatir ciertas opiniones recurría a algún refrán, que dejaba perplejo al debatiente.

Estuvo segura de que fue el médium de algunos santos, quienes la utilizaban para ayudar y prever situaciones de maldad, envidia y errores en relaciones de parejas y algunas bajezas humanas. Muchos que la visitaban entregaban su fe en un resguardo que llevaban permanentemente en su antebrazo, cintura o uno de sus bolsillos.

Con el tiempo ella se fue del pueblo, en ocasionales visitas tenia que ejercer su oficio, decía que sus santos la obligaban, que no podía dejarlo abruptamente porque podían matarla, ya en el pasado le había ocurrido a otras personas que abandonaron sus seres.

Sus creencias, sus principios y su disciplina chocaban con la actualidad, el respeto a las normas establecidas eran reglas inviolables, jamas acepto que podían ser violadas, la obediencia era en orden ascendente, no podía ser de abajo hacia arriba, así no, en todo sus años de vida fue así, y no se podía alterar.

Creyó tanto en sus convicciones que fue borrando todo el presente, para quedarse insertada en ese pasado donde los hermanos mayores eran protectores y guias de los mas pequeños, los mas pequeños se sentían hijos o sobrinos de los mas grande, el padrino era alguien que estaba al nivel de los padres, y, los hombres y las mujeres debían conservar su distancia.

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