viernes, 6 de diciembre de 2013

Meraldo Matos, ese gran Yuyo

Existen vivencias en nuestras vidas que marcan las trayectorias de metas, que no estaban presentes en nuestros sueños, vivencias que se mantenían flotando en nuestras mentes, y que alguna vez resurgió en un futuro imprevisto, por ejemplo:
 
La Panadería de Ple, cuyo nombre de pila era Epifanio Matos Dotel, famosa por elaborar un pan de calidad y preferido en el gusto de la gente del pueblo, ademas de ser una empresa instalada en el mismo pueblo, donde jóvenes trabajaban con ahínco y dedicación en dicha elaboración.
 
Meraldo Matos, a quien todos conocíamos cariñosamente como Yuyo y Meral para  sus más cercanos amigos, heredo el oficio de su padre Ple y educado por su madre Señora, mujer humilde y dedicada a enseñar principios de moral y buenas costumbres a sus hijos; Ple y Señora hacían una pareja ideal, durante el tiempo que pude compartir con ellos, jamás escuche palabras de improperios, si mucha cordialidad y respeto.
 
La Panadería de Ple duro un buen tiempo con sus puertas cerradas, ellos se mudaron de Jaquimeyes, Yuyo se dedico a realizar labores agrícolas, pero luego entendió que tenia un oficio aprendido de su padre, el que podía realizar, y del que sacaría mejor provecho. En una casita de madera de palma y cobija del mismo árbol, ubicada detrás de la vivienda de sus padres, asistido por su hijo mayor, Reudy Matos, a quien todos conocemos como Paco, abrió las puertas de la panadería.
 
La panadería arranco con buen pie, un grupo de jóvenes compartían el trabajo dentro de la misma, algunos trabajaban directamente y otros visitaban para compartir o matar el tiempo, igual ayudaban en lo necesario; Mony, Jungaro, Ultimo Quico el de Maguela, Chiquitico, Jhony Mambi, Juano, Polon, Rony  y quien suscribe eramos visitas permanente, Guilli, Vale, Dicle, Moñita y Moise eran sus empleados.
 
Dentro del tradicional trabajo propio de la elaboración del pan, nos envolvíamos entre anécdotas y vivencias propias de los que día a día compartíamos cada tarde. Lo que mas cabe resaltar era el gran corazón que caracterizaba a Yuyo, era amigo, padre, consejero y compañero, todos disfrutábamos de sus ocurrencias en los momentos jocosos, pero cuando alguno pasaba por un momento difícil hacia el papel combinado de padre, amigo y compañero, consejo donde recalcaba el respeto por la familia.
 
Con Yuyo compartimos en su lugar de trabajo, en una esquina, en la casa de algunos de nosotros, frente al Bar de Herminio, en el pley, compartiendo tragos, y siempre era el mismo Yuyo. El trato con los hijos, era el mismo trato con todos nosotros; Yuyo era un muchacho mas del grupo de jóvenes, pero increíblemente siempre pendiente de como nos iba en los estudios, en que pensábamos para el mañana, que mantuviéramos la firmeza del mañana, que de ahí dependía nuestros futuro.
 
Siempre recordare en una ocasión que se sentó a conversar conmigo, donde manifestaba su admiración hacia mi, porque yo no tenía nada, me decía: -"Mesie me siento orgulloso de ti, porque tu ahora mismo no tienes nada, aunque la gente crea que tu dependes de algo, que no es la realidad, tu te mantienes tranquilo con un propósito y objetivo en la vida, llegar a ser algo, y llegaras porque esa es tu meta, no envidias ni ambicionas lo de nadie y siempre respetuoso y tranquilo.
 
En mi memoria siempre lo tengo presente, esa gran humildad, gran ser humano y gran corazón, del que estoy seguro que esta en la memoria de cada uno de los compartimos con el; cuando iba de vacaciones a Jaquimeyes, era una tradición el compartir unos tragos en el Bar, ahí hacíamos recuentos de esos tiempos que compartimos, de la familia, y pendiente de como me estaba yendo, motivándome de que siga adelante, y jamas dejo de resaltar la amistad tan profunda entre Paco y Yo.

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