jueves, 28 de septiembre de 2017

AL POBRE NO LO LLAMAN PARA COSA BUENA

Cuento de Rodriguez Demorizi
Resultado de imagen para pobresCuando gobernaba en Puerto Plata el General Lavera, que era malo con colmo, convocó para un día señalado a todos los pobres del Distrito, a que se reunieran en la plaza del pueblo arriba. Cada quien calculaba sacar la tripa de mal año. "Que nos va a dar ropa", decía uno. "No, que lo que va a dar es dinero, que recibió muchísimo por un vapor que llegó de la Capital",y así cada uno echaba alegremente sus cuentas .
Llegó el día de la reunión y la plaza parecía una Corte de los Milagros. Cojos, mancos, tullidos, ciegos, tuertos, llagosos .... era aquello una florescencia de cementerio, como si cada tumba se hubiese abierto y echado al exterior su tétrico contenido. Momentos después llegó el General Lovera seguido de mil hombres de tropa que cercaron la plaza.. Avanzó el jefe, con su cara de estrafalario furibundo y con ronca voz comenzó a interrogar a los pobres uno a uno.
-Usted, ¿de qué vive?
-Yo, de la caridad pública. Ya ve que me falta un brazo y no puedo trabajar.
-Pues pase a aquel lado- le contestaba él señalándole el flanco izquierdo de la plaza.
Ya sólo faltaba un pobre por ser interrogado, y el General Lovera le hizo la pregunta consabida.
-Yo-- le contestó aquél, que era un hombrecillo flaco y desmedrado, con cara de gato, -yo vivo de lo mío. No me falta nada. Y se sonó los bolsillos del pantalón que produjeron un ruido argentino.
- Pues váyase a su casa, que con usted no es la cosa, -le contestó con su voz atronadora el General Lovera. Entonces, dirigiéndose al Comandante de la fuerza, le gritó:
-Cumpla la orden. Fusíleme a todos estos sinserviles!-
Y se fue.
Se armó una gritería de lamentos entre la multitud de pobres. Todos gemían y lloriqueaban su desgracia, y anatematizaban el nombre de su sacrificador Lovera.
El que se las dio de rico se acercó entonces al grupo de los condenados a muerte, y un compadre suyo llamado Juan José, que se encontraba allí, le increpó diciéndole:
-Hombre, compadre Toño, sólo usted es malo. Si usted sabía esto, ¿cómo no me dijo algo, en vez de dejar que me sacrifiquen así, como un marrano?
-Compadre,- le contestó el falso rico: -Yo no
sabía nada. Lo único que yo sé es que ai probe no lo llaman pa’ na güeno.Por eso me preparé, llenándome los bolsillos de tiestos de platos.

3 comentarios:

  1. muy grato releerlo ,hace ya mas de 35 anos de nuestro encuentro,es la pura verdad ,"al pobre no lo llaman para cosa buena",recordar es vivir.

    ResponderEliminar
  2. Leí en mi infancia, cuando tenía tan solo 7 años, estaba en el libro de Gramatica de cuarto. Lo recuerdo cómo ahora y hacen 45 años.

    ResponderEliminar