Impregnada en lo mas profundo de nuestras tradiciones permanecen en los recuerdos, aquellos esqueletos vegetables de nuestro bosque espinoso que surtían las reservas de combustible del departamento de humo y grasa de nuestras madres.
Humo característico para demostrar en los tiempos aquellos que lagartos sigilosos no permanecían soñolientos en las suave cenizas que cubrían esos fogones. Humos que hacían saltar nuestras lágrimas, lágrimas de esperanza, para satisfacer nuestros estómagos.
Cada día se hace mas notoria la reducción del leñoso humo, y mas indispensable la combustión del propano sobre mesas en cocina.
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